Esperamos que nuestros padres y apoderados que sean capaces de:
Conocer nuestro Proyecto Educativo y comprometerse con él.
Aceptar a sus hijos como son, respetando sus capacidades, ritmos y talentos, exigiéndoles lo que pueden dar, ayudándoles a descubrirse a sí mismos y mostrándose ante ellos con autenticidad.
Interesarse por el mundo infantil y juvenil de sus hijos, acompañándolo en su crecimiento, en el desarrollo de la fe e invitándolo a vivir en familia los valores y actitudes fundamentales como verdaderos modelos para su hijo.
Preocuparse de su propia formación como adultos y padres de familia, participando en la vida de la comunidad educativa, a través de las instancias pastorales y formativas, en busca de una armonía profunda entre la Escuela y el hogar.
Los padres que solicitan una educación ignaciana para sus hijos admiten la necesidad de adquirir un compromiso serio y sostenido a lo largo de los años, lo que se expresa en la participación y la colaboración para garantizar los fines que la familia y la escuela persiguen.